La mayor parte de mi trabajo y obligaciones se detuvieron improvisamente y en la última semana mi vida se ha concentrado en un solo argumento. Yo debía terminar mi doctorado y ahora no es posible.
El martes en la tarde, a un kilómetro de nuestra escuela, murieron algunos muchachos en un ataque. A causa del mismo ataque fueron destruidas diez casas. Muchas ventanas de nuestro edificio se rompieron también. Junto con otras personas hemos pasado la noche en el sótano de la escuela. He decidido tener siempre conmigo el “olio santo” para la unción de los enfermos.
El miercoles, a las 07:00, salimos en una caravana de siete autos hacia la frontera polaca para evacuar mujeres y niños. Nuestro plan era sencillo. Los varones dejaron sus familias en el punto de embárgue y regresaron a Zhytomyr.
Desgraciadamente, después de 200 kilómetros, nuestro autobus Renault Master ha sufrido un grave daño en el motor que nos impidió seguir adelante. Se estropeó cuando más necesario es poder transportar personas y las ayudas humanitarias.
Nuevamente me ha dejado muy sorprendido la solidaridad de la gente. Solamente algunos munutos después de la avería vino una persona che nos remolcó a un taller mecánico. Más o menos una y media después otro vehículo llevó a todas las personas a la frontera y no quiso recibir ni un centavo a cambio.
En la frontera encontramos una enorme cantidad de personas che esperaban para poder atravesar el cruce de Korczowa y a causa de eso tuvimos que pasar toda la noche expuestos al frío. Del otro lado de la frontera, vinieron otras amigables personas que transportaron nuestra gente en sus autos a la ciudad de Szigini, nos tomó unos cuarenta minutos llegar. Por primera vez en mi vida no participé a la santa Misa del miércoles de ceniza.
Hoy, otro grupo de unas 30 personas fue verso la frontera con Polonia. Algunos eran estudiantes de nuestra escuela. ¿Retrasarán? ¿Cuándo? ¿Qué sucederá con nuestra escuela después de 27 años de existencia?
Para mañana nos han asegurado el transporte de 50 personas. Probablemente será la última vez que la ferroviaria ucraniana pone a disposición los trenes para la evacuación. Enfermos y minusválidos se quedaran hasta la próxima evacuación.
Cada vez son más las personas que quieren salir del sótano de nuestra escuela. Muchos de nosotros tenemos una aplicación telefonica llamada “Alarma antiaerea”. Es muy estresante cuando improvisamente suenan las alarmas de todos los teléfonos celulares.
Entre las personas de nuestro refugio hay algunos niños y adolescentes. Llevo para ellos, del oratorio, juguetes para pasar el tiempo. He propuesto un momento de oración cada tarde. Nadie es católico pero hoy vinieron todos. Rezamos durante 15 minutos por la paz.
Las ayudas humanitarias están iniziando a llegar y es necesario buscar el mejor modo para usarlas.
Lentamente nos estamos acostumbrando al nuevo ritmo de la guerra. En muchas ocasiones debemos improvisar “según la realidad de guerra”. Hoy hemos rebasado un patrullero conduciendo a 150 km/h. Non nos prestaron atención: tienen cosas más importantes de las que preocuparse…
Padre Michał Wocial SDB